Exp.: 7535 Sent.: 10.670

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
EN SU NOMBRE
JUZGADO SEXTO DE LOS MUNICIPIOS MARACAIBO, JESUS ENRIQUE LOSSADA Y SAN FRANCISCO DE LA CIRCUNSCRIPCION JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA
200º y 151º

I
PARTES INTERVINIENTES

DEMANDANTE: CARMEN HAYDEE PINEL DE ACEVEDO
DEMANDADO: JAZKER GRISELDA LÓPEZ AMAYA
ACCIÓN: CUMPLIMIENTO DE CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
MOTIVO: SOLICITUD DE MEDIDA DE SECUESTRO (INTERLOCUTORIA)

II
PARTE NARRATIVA
Consta de los autos, que la ciudadana CARMEN HAYDEE PINEL DE ACEVEDO, venezolana, mayor de edad, titular de la Cédula de Identidad No. V-4.181.976, asistida por los profesionales del derecho LAILI CASTILLO y JOSÉ BOHÓRQUEZ, inscritos en el Inpreabogado bajo los Nos. 71.120 y 73.499, respectivamente, instauró juicio por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO DE ARRENDAMIENTO contra la ciudadana JAZKER GRISELDA LÓPEZ AMAYA, venezolana, mayor de edad, portadora de la Cédula de Identidad No. V-13.028.519, sobre un inmueble de su propiedad, constituido por un apartamento signado con el No. B2-2, ubicado en el primer piso del Edificio Táchira del Conjunto Residencial Universitario, en la Calle 69 entre Avenidas 15C y 15D, en jurisdicción de la Parroquia Coquivacoa del Municipio Maracaibo del Estado Zulia, según consta en documento debidamente autenticado ante la Notaría Pública Cuarta de Maracaibo del Estado Zulia, de fecha 06-07-2009, bajo el No. 49, Tomo 59; de conformidad con lo establecido en el artículo 1.167 del Código Civil; así como también convenga en la desocupación del inmueble objeto del litigio; estimando la demanda en CINCO MIL BOLÍVARES (Bs. 5.000,00), equivalentes a SETENTA Y SEIS CON NOVENTA Y DOS UNIDADES TRIBUTARIAS (76.92 UT).
Por lo que, en escrito de solicitud de medida de fecha 30-07-2010, la ciudadana CARMEN HAYDEE PINEL DE ACEVEDO, asistida por los Abogados LAILI CASTELLANO y JOSÉ BOHÓRQUEZ, plenamente identificados, solicitó se decrete medida de secuestro sobre el inmueble objeto del litigio, todo esto de conformidad con el artículo 39 de la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios.
Con estos antecedentes procesales, el Tribunal pasa a decidir:

DE LA SOLICITUD DE LA MEDIDA CAUTELAR

La ciudadana CARMEN HAYDEE PINEL DE ACEVEDO, debidamente asistida por los profesionales del derecho LAILI CASTELLANO y JOSÉ BOHÓRQUEZ, plenamente identificados en actas, en el escrito de solicitud de Medidas, fundamenta su requerimiento en base a los siguientes argumentos: “…por cuanto hasta la presente fecha la demandada se ha negado a cumplir voluntariamente la obligación de hacer entrega del inmueble arrendado por vencimiento del término y por lo cual he ejercido la acción de CUMPLIMIENTO DE CONTRATO, …omissis… la parte arrendadora tiene derecho a la posesión de la cosa arrendada y por ello me asiste el derecho de solicitar la MEDIDA PREVENTIVA DE SECUESTRO conforme a la norma especial de la materia. Es por ello que, solicito con la urgencia del caso, dado que la demandada arrendataria, se ha negado voluntariamente a entregar el inmueble arrendado, se decrete la MEDIDA DE SECUESTRO, con fundamento en el artículo 39 del decreto con Rango y Fuerza de Ley de Arrendamientos Inmobiliarios”.

MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

Ahora bien, señalado como fue en el apartado anterior parte del contenido de la solicitud de Medida de Secuestro realizada por la ciudadana CARMEN HAYDEE PINEL DE ACEVEDO, este Juridiscente considera pertinente transcribir el contenido del artículo 585 del Código de Procedimiento Civil Venezolano, el cual establece:

Artículo 585 Código de Procedimiento Civil: “Las medidas preventivas establecidas en este Título las decretará el Juez, sólo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo y siempre que se acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de esta circunstancia y del derecho que se reclama”.

De conformidad con lo previsto en el precedente artículo, las medidas preventivas se decretarán cuando se verifique en forma concurrente los dos elementos esenciales para su procedencia, a saber: 1) La presunción grave del derecho que se reclama (“fomus boni iuris”); y 2) El riesgo real y comprobable de que quede ilusoria la ejecución de la decisión definitiva (“periculum in mora”). Es indudable que el interesado en el decreto de la medida tiene la carga de proporcionar al Tribunal las razones de hecho y de derecho de la pretensión conjuntamente con las pruebas que la sustenten por lo menos en forma aparente, quedando el Sentenciador impedido de suplir la carga de la parte de exponer y acreditar sus argumentos. Si faltan estos elementos de convicción de ambas circunstancias, debe imponerse el rechazo de la petición cautelar, por ausencia de los requisitos de procedibilidad exigidos por el referido artículo 585 del Código Civil adjetivo.


Del contenido de la norma supra transcrita, se evidencia la facultad que le otorga el legislador al Juez que conoce de una solicitud de Medida Cautelar para negar la misma cuando, de los elementos probatorios consignados a los autos, no se desprenda el riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo. Asimismo, la ley adjetiva requiere para su decreto que se acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de esta circunstancia y del derecho que se reclama.-
Desde esta perspectiva, el solicitante ha de probar el derecho que se reclama, que por exigirse sólo presuntamente la prueba de su existencia, se le denomina “fumus bonis iuris” y ha de demostrar igualmente la existencia del riesgo manifiesto, es decir, ostensible, de que quede ilusoria la ejecución del fallo, que se le denomina “periculum in mora”, y surgen como pilares de la vía precautelativa en causalidad.-
El primero de los requisitos determina la necesidad de evidenciar elementos del juicio que permitan presumir que la demanda pueda ser estimada favorablemente, esto es, la apariencia de la verosimilitud de la existencia del derecho alegado; y el segundo de ellos, también la necesidad de evidenciar las circunstancias de hecho de que el derecho que se presume que será apreciado favorablemente, no va a poder ser satisfecho por la demora o el retardo del proceso.-
La demostración de estos extremos determinan la procedencia y validez del decreto de la respectiva medida cautelar y ha de hacerla el interesado a través de un medio de prueba que constituya la presunción grave de ambas circunstancias, es decir, que a los efectos de la providencia cautelar, el ordenamiento jurídico, exige ineluctablemente la necesidad por parte de la parte demandante, de alegar a las actas procesales, fuentes probáticas, que hagan verosímil o hipotéticamente factible, el éxito de su pretensión.-
En otro orden de ideas, en la medida de secuestro, es relevante el riesgo de insolvencia. Por lo que en doctrina existe el criterio que en la solicitud de secuestro se debe comprobar el peligro en la mora o el retardo. De esta manera, es primordial el comportamiento del demandado y su capacidad de insolvencia, y por lo tanto, se requiere la comprobación del peligro en la mora o en el retardo cuando se trata de esta medida. El demandante por tanto debe comprobar ante el Juez, que la demandada ha puesto en movimiento mecanismos para hacerse insolvente, y ese requisito no se cumple en la referida solicitud. Y ASÍ SE ESTABLECE.-

En relación con el Periculum in mora, Piero Calamandrei, sostiene lo siguiente:
“…Por lo que se refiere a la investigación sobre el peligro, el conocimiento en vía cautelar puede dirigirse a conseguir dentro del mismo procedimiento cautelar y antes de que se dicte la providencia principal, la certeza (juicio de verdad, no de simple verosimilitud) sobre la existencia de las condiciones de hecho que, si el derecho existiese, serían tales que harían verdaderamente temer el daño inherente a la no satisfacción del mismo.
Sin embargo, como también una cognición completa y a fondo sobre el punto exclusivo, podría exigir una dilación incompatible con la urgencia de la providencia, la declaración de certeza del peligro puede obtenerse de diversas maneras, correspondientes a las especialidades, finalidades asegurativas a que cada tipo de medida cautelar debe servir…, pero en cuanto a la existencia del peligro las circunstancias que pueden servir para establecer la conveniencia de la cautela pedida, está basada sobre un juicio de verdad…”.
De igual forma, el autor Rafael Ortiz Ortiz, expresa:
“….El periculum in mora no se presume por la sola tardanza del proceso, sino que debe probarse de manera sumaria, prueba esta que debe ser por lo menos una presunción grave, constituyendo esta presunción un contenido mínimo probatorio…”(El Poder Cautelar General y las Medidas Innominadas, Caracas-2002,pgs.283 y 284).

Por su parte, el autor Ricardo Enrique La Roche señala:

“El peligro de la mora tiene dos causas motivas: una constante y notoria que no necesita ser probada, cual es la inexcusable tardanza del juicio de conocimiento, el arco de tiempo que necesariamente transcurre desde la deducción de la demanda hasta la sentencia ejecutoriada; otra causa es que los hechos del demandado para burlar o desmejorar la efectividad de la sentencia esperada. A este supuesto se refiere la presunción hóminis exigida por este artículo en comento. (Código de Procedimiento Civil, Tomo IV, Caracas-1995, Págs.299 y 300).

La Sala acoge los criterios doctrinales y jurisprudenciales que anteceden, y en consecuencia considera que de acuerdo a la naturaleza de la cautelar solicitada, el Sentenciador deberá apreciar, no sólo el hecho de la tardanza del juicio que no es imputable a las partes, sino todas aquellas circunstancias que pongan de manifiesto que en virtud de ese retardo, no podrá satisfacerse la pretensión del actor, lo que dicho con otras palabras significa que en cada caso el juez deberá ponderar si el demandado ha querido hacer nugatoria de cualquier forma la pretensión del accionante, valiéndose de la demora de la tramitación del juicio.
De esta forma, el juez puede establecer si se han cumplido los extremos de acuerdo a la cautela solicitada, para lo cual deberá verificar que exista una presunción grave de un estado objetivo de peligro que haga aparecer como inminente la realización del daño derivado de la insatisfacción del derecho, para lo cual tiene amplia discrecionalidad.-
En base al criterio jurisprudencial antes descrito, donde se establece que la prueba que constituya presunción grave de que quede ilusoria la ejecución del fallo y el derecho que se reclama debe consignarse al momento de introducir la respectiva solicitud de Medidas, y como de las actas que integran el escrito libelar y sus respectivos anexos, y el escrito de solicitud de medidas, no consta el extremo que exige el Artículo 585 de la Ley Adjetiva Civil, es decir, a pesar de que existen documentos consignados en actas, los mismos no constituyen el periculum in mora en dicha medida, sino que los mismos están referidos al fondo de la causa, por lo tanto, al faltar uno de los requisitos, no es posible decretar las cautelares solicitadas, de allí, que este Jurisdicente comparta la opinión del Dr. Ricardo Henríquez La Roche, donde dejó sentado lo siguiente: “incurriría el Juez en infracción del Artículo 585, si decretare la medida en la sola consideración a la existencia de la presunción grave del derecho reclamado”.
Igualmente establece el artículos 588 del Código de Procedimiento Civil:

“Artículo 588: En conformidad con el Artículo 585 de este Código, el Tribunal puede decretar, en cualquier estado y grado de la causa, las siguientes medidas:
1.- El embargo de bienes muebles;
2.- El secuestro de bienes determinados;
3.- La prohibición de enajenar y gravar bienes inmuebles… omissis…
Parágrafo Primero: Además de las medidas preventivas anteriormente enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el artículo 585, el Tribunal podrá acordar las providencias cautelares que considere adecuadas, cuando hubiere fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra. En estos casos para evitar el daño, el Tribunal podrá autorizar o prohibir la ejecución de determinados actos, y adoptar las providencias que tengan por objeto hacer cesar la continuidad de la lesión”.

Es menester establecer que, a juicio de este Jurisdicente, no fue demostrado que exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo o el periculum in mora, segundo de los requisitos exigidos por el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, para el decreto de las medidas, motivo por el cual no procede la medida de secuestro solicitada. Y ASÍ SE DECLARA.